La digitalización implica estandarizar los procesos, está asociada con la reducción de costos y la excelencia operativa. En esencia, supone imponer disciplina a los procesos para obtener una mejora de rendimiento. ERP’s, CRM’s, MES’s y otros paquetes de software que irrumpieron la década de 90 ayudaron a abrir el camino hacia de la digitalización, y todavía sigue siendo un reto en las organizaciones.
Hoy, las empresas se enfrentan a algo nuevo y diferente: Lo digital. Digital, por supuesto, es un adjetivo. Se refiere a una serie de tecnologías poderosas, accesibles y potencialmente revolucionarias como los dispositivos móviles, las redes sociales, la nube, la analítica de datos, la Internet de las cosas, etc. También se refiere a la transformación que deben sufrir las empresas para aprovechar las oportunidades que generan estas tecnologías.
Una transformación digital implica repensar la propuesta de valor de la empresa, y no solo sus operaciones. Una empresa digital, es una empresa que se adapta al nuevo entorno digital, que innova para ofrecer productos, servicios con implicación del cliente. Lo digital es emocionante, emocionante y un poco desconcertante.
El problema es que descubrimos que muchos líderes empresariales están pensando en lo digital como una digitalización avanzada, como mejorar la experiencia del cliente con tecnologías móviles o implementar las capacidades de Internet de las cosas para mejorar las operaciones. Pero “volverse digital” es un ejercicio totalmente diferente para digitalizar.
“Volverse digital” es un ejercicio totalmente diferente para digitalizar. La digitalización es una necesidad operativa.
Las empresas de hoy deben volverse digitales para competir en un mundo en el que los clientes esperan que los productos y servicios satisfagan sus necesidades bajo demanda en todos los canales. En la mayoría de las industrias, lo digital ya es un imperativo empresarial. La digitalización es un habilitador importante de lo digital, pero toda la digitalización no convertirá, por sí sola, a una empresa en una empresa digital. De hecho, la digitalización es una necesidad operativa
Los beneficios de la digitalización son significativos: eficiencia, excelencia operativa, previsibilidad. A pesar de todo el esfuerzo que conlleva, la digitalización es una tarea imprescindible en las empresas. Sin digitalización, las empresas no pueden escalar; no podrán absorber la complejidad de las carteras de productos ; no podrían personalizar servicios. Los procesos digitalizados, garantizan la precisión y seguridad de las transacciones centrales y los procesos administrativos. Hacen que los datos sean accesibles y fiables.
La mayoría de las empresas han subestimado el desafío de la digitalización. Dejar de lado los hábitos, imponer disciplina, ha resultado ser más difícil de lo que los líderes empresariales imaginaban. Muchos no reconocieron que la digitalización requiere un compromiso con cambios fundamentales en la forma de trabajar de las personas. En consecuencia, la mayoría de los esfuerzos de digitalización cuestan más y generan menos beneficios de lo previsto.
A pesar de más de 20 años de historia de la digitalización empresarial, con pocas las empresas que se han digitalizado con éxito. Esto es un problema, porque las empresas deben digitalizarse si quieren convertirse en digitales. Sin digitalización, la atención de la gerencia se consumirá en operaciones de la empresa. No habrá tiempo para innovar. No tendrán los recursos para invertir en una transformación digital o la excelencia operativa para respaldar su propuesta de valor digital.
Para convertirse en digitales y perseguir una visión digital, las empresas deben definir productos y servicios enriquecidos con información entregados como una experiencia de cliente personalizada.
Las empresas exitosas en la economía digital serán digitales (para proporcionar valor al cliente) y digitalizadas (para proporcionar escala y eficiencia). Aunque las empresas todavía luchan por digitalizar.